Factores de riesgo generadores de resistencia

La mayor especificidad de las moléculas a menudo puede resultar en una rápida evolución de la resistencia en los patógenos. Hay dos grandes grupos de fungicidas: los sitio específicos o unisitio, es decir, aquellos que tienen un solo sitio o mecanismo bioquímico de acción en la célula fúngica, y los sitio no específicos o multisitio, que por el contrario actúan en múltiples enzimas o rutas metabólicas en la célula fúngica.

De esta manera, el sitio de acción del fungicida y el grado de especificidad de éste, es uno de los aspectos más importantes que impulsan la evolución de patógenos, de manera que fungicidas que tienen un solo sitio o mecanismo bioquímico de acción por lo general tienden a favorecer una evolución más rápida de la resistencia, como por ejemplo los inhibidores de la quinona externa (IQe, ejemplo químico: “estrobilurinas”) y los inhibidores de la succinato deshidrogenasa (ISDH, ejemplo químico: “carboxamidas”), entre otros. Este fenómeno se denomina resistencia “cualitativa” y puede extenderse hacia todas las moléculas con el mismo  mecanismo de acción (MoA). Este tipo de resistencia no puede ser revertido fácilmente, incluso si se interrumpen o discontinúan los tratamientos. Sin embargo, otros grupos de fungicidas, como por ejemplo los inhibidores de la biosíntesis de esteroles fúngicos como el ergosterol (IBE, ejemplo químico: “triazoles”), si bien poseen un solo sitio de acción, tienden a desarrollar resistencia “cuantitativa”, gobernada por varios factores génicos, la cual se acumula en el tiempo dando cambios graduales en la sensibilidad de la población de hongos, que pueden disminuir cuando se retiran las aplicaciones de fungicida. Finalmente es de destacar que los fungicidas que ejercen su acción simultáneamente en diferentes sitios (multi-sitio), son de muy baja probabilidad de generar resistencia.

Por lo tanto, el conocimiento del MoA de un principio activo puede indicar el nivel de riesgo a generar resistencia por parte de los hongos patógenos, pero el proceso de resistencia está regulado por la cantidad de genes que gobiernan las enzimas y rutas metabólicas específicas involucradas. Un MoA mono-sitio altamente específico (un único sitio de acción en la célula fúngica donde actúa), en comparación con otro multi-sitio (varios sitios de control), es un indicador de mayor riesgo.

El desarrollo de resistencia a los fungicidas en patógenos está directamente influenciado por la biología y la variabilidad intrínseca del patógeno (diferentes cepas, dispersión de esporas, número de generaciones, epidemiología, etc), así como el sitio y modo de acción del fungicida en la célula fúngica, grado de riesgo intrínseco de la molécula en cuestión y de aspectos del manejo agronómico. Todo ello, directamente influido por la presencia o ausencia de prácticas de  Manejo Integrado de enfermedades (Figura 1).

La biología y epidemiologia de los hongos son factores claves al momento de analizar la resistencia. Así por ejemplo, un patógeno con elevado número de generaciones en el ciclo de cultivo, con alta tasa epidemiológica, cortos periodos de incubación y de latencia, alta variabilidad genética con amplio rango de hospedantes, y con esporas que sean fácilmente dispersadas (Figura 1), tendrá mayor probabilidad de generar resistencia.

En relación al manejo agronómico del control químico que influye en el desarrollo de la resistencia a fungicidas pueden mencionarse las siguientes factores:  número y momento de las aplicaciones,  dosis de campo, la falta de alternancia de diferentes MoA, etc. A su vez, el manejo químico influye y es influido directamente por la presencia o ausencia de otras prácticas de Manejo Integrado de enfermedades (Figura 1).

Entre las causas más frecuentes que originan la resistencia se destacan: 1) Uso continuo de moléculas con el idéntico mecanismo de acción, 2) Utilización de sub-dosis y/o aplicaciones divididas, 3) cambios en los intervalos de aplicación, 4) aplicaciones tardías y 5) fallas en la tecnología de aplicación.

Los factores de riesgo generadores de resistencia involucrados en un determinado patosistema agrícola se presentan en la Figura 1.


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